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Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 59: Músicas para una pandemia


¿Y tú? ¿qué música crees que le corresponde a una era como la que estamos viviendo? ¿cuál sería para ti la banda sonora de la pandemia?

Hay respuestas evidentes, como el Resistiré del Dúo Dinámico, una buena pieza musical que está viviendo ahora su segunda juventud y que ha sido reinterpretado con gran éxito por un grupo de más de 30 artistas.

Mucho me temo que cuando empiece a aflojar esto del confinamiento se pondrá también de moda el Libre de Nino Bravo.

Espero que dure poco. No porque sea una mala canción, es excelente, sino porque me recuerda una antigua edición del histórico SIMO. En aquella ocasión, el stand de IBM, donde yo me pasé cuatro días atendiendo a la prensa, estaba situado junto al de amena, una empresa de telefonía móvil de moda en aquellos años. Y amena (el nombre de la empresa se escribía con minúsculas) había adoptado como música corporativa una versión de Libre que aún resuena machaconamente en mis oídos.

Es tal la asociación de ideas que tengo que me resulta imposible oír el estribillo de la canción sin que se me aparezca ante los ojos el verde chillón corporativo de la empresa y en mi recuerdo resuciten aquellos cuatro días de pesadilla.

En el grupo de periodistas y comunicadores del sector tecnológico en el que participo en Whatsapp, un compañero, Manuel Navarro, tuvo la brillante idea de recabar las sugerencias musicales de todos y crear una lista en Spotify. Para el que quiera entretenerse con una amplia selección de gustos y estilos variados, ésta es la lista.

Pero lo que yo me pregunto ahora no es qué músicas han estado de moda, sino cuáles de verdad nos ha apetecido escuchar durante estos tiempos de tribulaciones. Y el porqué de cada pieza en cada momento.

He aquí mi pequeña selección:

Cuando lo que necesito es concentrarme, ya comenté en su momento que lo que prima es la música clásica. Mi selección de piezas es amplia y la guardo celosamente en una lista de reproducción de YouTube. Pero si de verdad quiero estar un buen rato trabajando, hay una pieza que predomina por encima de todas las demás. Me refiero al segundo movimiento de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak.



Dentro de las piezas clásicas hay algunas que tienen la virtud de aportarme paz de espíritu. Si lo que busco es esa paz, me quedo con el Canon de Pachelbel. Aquí una bonita versión en guitarra.


Por último, hay un grupo de piezas musicales que sirven para traerme de nuevo la alegría y el entusiasmo. Gracias a la afición de mi mujer por el góspel descubrí Wa Hamba Nathi. No tengo ni idea de lo que dice la canción y realmente se trata más bien una mezcla entre folclore y pop africano, pero de algún modo, la pieza se ha metido en el repertorio de algunos grupos de góspel.




Lo que más me gusta de este vídeo no es simplemente la música, sino la enorme explosión de alegría colectiva que vive todo el auditorio.

Y así, con un toque de alegría y sin novedades que destacar desde el frente, me despido hasta mañana.

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Comentarios

Unknown ha dicho que…
Para mí las grandes bandas de rock sinfónico de los años 70, Génesis, King Crimson, Camel, y por supuesto,vPink Floyd