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Mostrando entradas de marzo, 2020

Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 18: Sobre un médico de Chechenia y unos ginecólogos españoles

Khassan Baiev tenía ante sí un futuro muy prometedor a finales de los años 80 y principios de los 90. Con su especialidad de cirujano plástico maxilofacial, algo menos de 30 años y un empleo - bien remunerado para los estándares soviéticos- en el mayor hospital de Grozni, la capital de su Chechenia natal, la vida le sonreía. Pero al poco llegó el infierno. Las guerras ruso-chechenas pusieron patas arriba su mundo. Él se sintió ligado por El Juramento (así se titula su libro de memorias), ese compromiso que adquiere un médico con el mundo al titularse y que le acompaña toda la vida. Se dedicó durante aquel periodo a curar heridas de guerra y salvar las vidas de los combatientes de uno y otro bando. Y también a salvar la vida de cientos de civiles. Su especialidad pasó a segundo plano. En aquellos años no solo operó rostros, dentaduras y mandíbulas. Operó piernas y brazos, realizó amputaciones, contuvo hemorragias, cosió heridas en el vientre, en el pecho y en la cabeza.

Parte desde el frente. Diario del confinamiento, día 17: Primera escaramuza

Antes de que nadie se asuste aclaro que hemos salidos victoriosos de la primera escaramuza que ha afectado a nuestro hogar. A primera hora, la aparición de síntomas sospechosos en uno de mis hijos nos hizo llamar al médico. Tras la protocolaria, y muy profesional, visita médica telefónica, determinan aislamiento. Es un caso de los de asumir que sí, que será positivo y hay que actuar en consecuencia. Una repentina novedad en los síntomas nos hace llamar otra vez, y en esta ocasión el protocolo indica ir a urgencias. Proponen enviar ambulancia, pero le tocaría ir solo, así que decido llevarlo yo. Las urgencias de un hospital nunca han sido un lugar agradable. La gente no va por hobby, sino porque está mal. Y las caras no suelen ser precisamente de alegría. Pero hoy, el hospital tiene un aspecto particularmente fúnebre y tétrico. No ayuda que la entrada principal esté cerrada, que no exista el trajín habitual de las consultas de especialidades, clausuradas por las circunstancias. La

Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 16: El pequeño placer de las buenas noticias

El ruido aturde. Y no solo los oídos. El ruido ocasionado por el incesante flujo de noticias, por las intoxicaciones informativas, las fake news , el politiqueo incesante, los cenizos de Twitter y los conspiranoicos aturde también el cerebro y el espíritu. Y la mayor parte del ruido que nos rodea es, por desgracia, muy negativo. No es hora de ponerse de perfil y de ignorar las noticias para vivir aislado en una pequeña burbuja de felicidad ficticia. Hoy, más que nunca, es necesario mantenerse razonablemente bien informado y para ello hay que seguir las noticias y leer la prensa. También puede uno sentir la necesidad de seguir lo que se cuece en las redes sociales. Esa comunicación más informal nos permite seguir las peripecias de muchos contactos nuestros, que quizá no veamos mucho a lo largo del año. Siguiendo esos contactos, vas sabiendo si familiares suyos o sus amistades están sufriendo o están bien, si alguno del entorno ha fallecido, si algún otro ha sido dado de alta…

Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 15: Héroes y villanos desde el salón

El miedo es la peor de las epidemias. El miedo puede convertir a la más razonable de las personas en un paranoico; a un individuo generalmente generoso y desprendido en un ávido acaparador de bienes de primera necesidad en los supermercados; a quien fue un héroe, en un villano. El miedo, además, se contagia, se transmite con más velocidad que un virus. Y si cuando es individual, ya nos atenaza, en modo colectivo se convierte en un peligroso aliado de la locura. A la mayoría de nosotros se nos ha pedido algo bastante sencillo: quedarnos en el salón de nuestra casa. Es cierto que el largo encierro nos desasosiega, que las demasiadas horas de convivencia forzada producen tensiones y que el exceso de información negativa va mermando el espíritu. Pero no se nos ha pedido ir a primera línea a enfrentarnos con la enfermedad (nunca dejaremos de dar las gracias al personal sanitario), ni ir a atender al público a los supermercados, ni mantener abiertos servicios esenciales como las of

Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 14: Seguid cantando

Leo, con enorme interés, la carta desde el futuro que una escritora italiana ha enviado al pueblo británico . En ella, Francesca Melandri , una novelista que yo no conocía, pero que es popular en Italia, hace un relato nada dramático, pero sí realista, de lo que pueden esperar los que acaban de iniciar sus procesos de confinamiento. Francesca lleva tres semanas encerrada en su casa de Roma. En el norte del país, llevan cuatro. En España vamos a completar dos semanas (este relato diario comenzó un día antes de que el confinamiento fuese obligatorio), aunque yo llevo casi tres, porque un resfriado me obligó a encerrarme unos días antes. No voy a detallar lo que cuenta esta escritora, pues una traducción automática con Google servirá para todo aquel que no pueda leer inglés y esté interesado. Pero dado que tengo un pequeño, pero entusiasta grupo de lectores en mi amada Argentina, sí que me voy a permitir ofrecer algunas pinceladas de lo que se avecina. La impresión que

Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 13: Amor clandestino

Hoy he empezado a pensar en la gente que está separada de sus seres más queridos, de sus abuelos, de sus nietos, de sus amantes y de sus familias. Entonces me he imaginado a jóvenes escurriéndose entre las sombras para poder acercarse a una pareja distante –cuyo hogar quizá esté solo a un par de calles, pero es igualmente inalcanzable- para conseguir esos minutos de cariño que el confinamiento les niega. Me he imaginado a policías persiguiéndolos a desgana, e incluso haciendo la vista gorda para dejarles dar y recibir ese tiempo de alivio para el cuerpo, el corazón y el alma. Hoy, incluso para los que conviven bajo el mismo techo, un beso, un abrazo, tiene el aspecto de ser un acto de amor clandestino. Para ilustrarlo, no se me ha ocurrido nada mejor que traducir la canción The Dark End of the Street , una canción dedicada al amor prohibido, escrita en 1967 (el año que yo nací) por Dan Penn y Chips Moman y grabada por primera vez por James Carr . En la zona oscura de la

Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 12: Colección Héroes

En el batiburrillo de informaciones a las que me veo expuesto cada día, hay noticias ocasionales que le dejan a uno perplejo, sin palabras. Como creo que casi todo el mundo, la mayor parte de las noticias que leo a lo largo del día (y esto incluye lo que leo en LinkedIn y Twitter) están relacionadas de un modo u otro con la crisis del coronavirus. Y durante esos ratos de lectura intensa, uno trata de digerir a toda prisa datos y noticias sobre la epidemia, su impacto económico y su impacto social y emocional. Una de las áreas que requiere mi atención son las novedades sobre cómo las empresas se están movilizando para hacer donaciones millonarias o para transformar su producción hacia cualquier tipo de producto que pueda necesitar el sector sanitario. Hay empresas textiles fabricando batas y mascarillas, destilerías de bebidas alcohólicas que ahora solo fabrican alcohol para hospitales, empresas que están diseñando piezas para respiradores para producirlos con impresoras 3D y o

Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 11: Lecciones de tiempos de crisis

Existe un juego de mesa llamado Pandemia . Es un juego excelente, muy entretenido y muy peculiar. Es un juego cooperativo. Eso significa que no se compite contra los demás participantes, sino que todos –que asumen diferentes roles como científicos, médicos, etc.- deben colaborar para evitar una serie de enfermedades que amenazan extenderse por el planeta. Todos ganan, o todos pierden. Y ésta es quizá la primera gran lección que podemos asumir de un tiempo de crisis: que no hay ganadores frente a perdedores, que en mitad de una situación extraordinaria como la que estamos viviendo, solo la colaboración extrema puede minimizar el daño (porque, seamos conscientes de ello, ganar, lo que se dice ganar, aquí no va a ganar nadie). Una lección que, por cierto, espero que no se nos olvide cuando la fase más aguda haya terminado. Una vez pasada la embestida inicial del coronavirus y la emergencia sanitaria, no solo tendremos una situación económica espantosa que nos obligará a seguir