El relato que hace Alessandro Barbero en el libro La Batalla: Historia de Waterloo resulta al mismo tiempo atractivo y sobrecogedor. La forma de contar los hechos resulta entretenida, aleccionadora y, por momentos, incluso novelesca. Pero el entretenimiento queda eclipsado cuando uno se pone a reflexionar sobre lo que significaba un combate de esa magnitud en aquella época. Las batallas de la era napoleónica eran algo cercano a una salvajada. Las posibilidades de morir o quedar permanentemente lisiado eran altas, muy altas. En la Batalla de Waterloo , por ejemplo, en la que lucharon cerca de 200.000 hombres de tres ejércitos en un sólo día en un campo de batalla de cuatro kilómetros de frente por cuatro de profundidad, la cifra de bajas entre los aliados, entre muertos, desaparecidos y heridos superaba los 25.000. En el ejército francés, la cifra se calcula en más de 40.000, aunque es imposible determinarla con precisión. No es posible saber tampoco cuántos de los desaparecidos estab...
"La ideología es una camisa de fuerza que impide el fluir del libre pensamiento" (Américo Castro)