El Blog de Fabián Gradolph

Primera aclaración. Aunque a partir del sábado permitan salir a hacer deporte, NO ES OBLIGATORIO. Que ya me veo yo a manadas de atletas de salón enfundándose unas zapatillas cualesquiera y salir a correr como alma que lleva el diablo a las 6 de la mañana del 2 de mayo. Hagáis lo que hagáis, recordad que no se trata de rememorar el levantamiento contra los franceses llenando las calles de entusiastas. Ni siquiera tenéis obligación de salir de casa. Recordad también que la prevención de no lesionarse sigue vigente. Cierto que la presión asistencial ha bajado notablemente en los hospitales, pero tampoco se trata de llenar ahora las urgencias con esguinces, roturas fibrilares y arritmias cardiacas. Os veo a todos desesperados por salir, pero tranquilidad, por favor, tranquilidad. Si no has corrido nunca en tu vida, será mejor que no empieces el sábado, de todas formas. Para ti, para mí y para muchos, cualquier cosa que hagamos el sábado será un deporte de riego, y correr (q

He intentado leer y entender, consultando varias fuentes de medios de comunicación , las peculiaridades del plan de desescalada. Sin mucho éxito, debo decir. Tras varios intentos de asumir qué se puede hacer a partir de este fin de semana, qué a partir del día 10 u 11 de mayo, qué en la segunda y tercera fases, me he quedado casi tan sabio como cuando había comenzado. Soy consciente de las dificultades. Tratar de especificar todo lo que se puede o no se puede hacer en todos los ámbitos de la vida cotidiana a título individual y colectivo es una tarea imposible. Leyendo los artículos una y otra vez, me sentía como Sísifo empujando la piedra colina arriba. Empeñándome en un esfuerzo estéril. Casi voy a esperar a que cada día nos vayan diciendo lo que podemos hacer, e ir saliendo a la calle, poco a poco, aplicando un método de prueba y error. ¿Me atreveré a sacar la bici este fin de semana? ¿o hay que quedarse a menos de un kilómetro de casa y será motivo de sanción? Ni idea. A

Abro la carpeta que tengo en mi mesa desde poco antes de Navidad. Ahí he guardado durante meses el itinerario de un viaje soñado y dos entradas para un concierto. Las entradas están escritas en una lengua extraña y apenas entiendo algunos detalles, como la fecha y hora (2020. Április 28. Kedd 20:00) y, por supuesto, el nombre de quien iba a dar el concierto: Hauser, uno de los grandes violonchelistas de la actualidad . Hoy era el día en que mi mujer, Vicky, y yo debíamos estar desde las ocho de la tarde en el Budapest Arena, en Hungría, disfrutando de un concierto a todas luces excepcional. El concierto no ha sido cancelado, sino pospuesto. La nueva cita es el 11 de octubre. ¡Vete tú a saber si en esas fechas podemos viajar! Ya es mala suerte, digo yo, que siendo el primer viaje al extranjero que habíamos planeado en mucho tiempo, nos haya tenido que caer encima el coronavirus y nos haya boicoteado los planes. Pero si bien es cierto que no puede haber nada comparable a un

Hoy ha sido un día calentito en los medios de comunicación (ayer lo fue en las redes sociales). La ligera apertura del confinamiento, que permitía sacar a los niños a pasear un rato por los alrededores de las casas ha generado algunas situaciones de abuso por parte de unos pocos y una buena tanda de titulares y tuiteros cabreados. Que los tuiteros estén cabreados no es noticia. Es una de las esencias de las redes sociales y en particular de Twitter, pero lo curioso es que hay dos tipos de enfado. Por un lado, los que se mostraban indignados con todos esos padres y madres que aparentemente salían en manadas a contagiar y ser contagiados. Por otra parte, están los que se han indignado con el uso “peculiar” de algunas fotografías en los medios de comunicación, haciendo parecer como invasiones en la calle lo que realmente eran agrupaciones de poca densidad. Una de las fotografías de la discordia ha sido la siguiente, publicada por diversos medios de comunicación. Es una c