Hay muchas formas de gobernar y legislar. Y a primera vista, dadas las críticas generalizadas que suscitan todas las decisiones que tomen las administraciones públicas, son todas malas. Pero sin tratar de calificarlas como buenas o malas y simplificando quizá en exceso, creo podemos dividir las decisiones de nuestros gobernantes en dos amplias categorías: a) aquellas que afectan a toda la población o, al menos, a amplísimos grupos; b) aquellas que están diseñadas para colectivos muy específicos. En muchas ocasiones, el legislador trata de evitar a toda costa que la generalidad de la población o individuos que no lo necesitan se beneficien de medidas que están diseñadas para grupos muy concretos. Para conseguirlo, la legislación se llena de detalles que son a veces difíciles de conocer en su totalidad. Se ponen límites más o menos artificiales y condiciones que hay que cumplir de manera taxativa, so pena de no poder acceder a tal o cual ayuda, a un beneficio que puede ser absoluta...
"La ideología es una camisa de fuerza que impide el fluir del libre pensamiento" (Américo Castro)